Si has llegado hasta aquí, ten por seguro que no ha sido por equivoción. Tal vez haya sido el destino, o tal vez los vientos binarios que soplan las velas de tu navegador. Aunque más bien me inclino a pensar que ese maldito autor te ha estado bombardeando con spam. En cualquier caso, me alegra que estés.
Y ahora, sin más dilación, te deseo un buen viaje hasta tu siguiente parada.